sábado, 16 de mayo de 2009

El nuevo Banderas?

Mi hijo A siempre ha sido un poco "suyo". Nunca ha sentido esa nececidad de rodearse de amigos, jugar al fútbol, tumbarse en el suelo para mirar el pasar de las nubes... Creo que la explicación está en que nació gravemente enfermo (sufrió asfixia durante el parto, lo cual le provocó el Síndrome de Aspiración de Meconio en su grado más severo, por poco le declaran muerto en el parto) y no pudo empezar a relacionarse con otros niños hasta los 3 años y para entonces ya se había acostumbrado a estar siempre con adultos. Por culpa de su enfermedad perdió gran parte de su infancia y desde muy chiquitito se convirtió en un adulto en miniatura.

A siempre ha rendido muy bien en el colegio. Sus notas son siempre de las mejores de su clase, menos las de Plástica y Educación Física (por razones obvias, sigue luchando con algunos problemillas de su enfermedad) y siempre se ha tomado los estudios muy en serio. Casi diría yo que demasiado en serio, porque los niños de su edad también tienen que pensar en jugar y divertirse, no solo estudiar y aprender más cosas.

Pero algo ha pasado que le ha hecho cambiar... Primero fue elegido representante del colegio de entre los niños de 5 y 6 para recitar un poema en un acto oficial a nivel de toda la ciudad. Fue todo un exitazo y la gente que estuvo presente en el acto siguen felicitandome por lo bien que lo hizo. Eso le gustó mucho. Porque alli estuvo mi hijo, tímido pero empollón, recitando un poema largo de memoria (los otros participantes, bastante mayores que mi hijo, tuvieron que recurrir a sus chuletas todos, no se sabián sus poemas de memoria) y dejando boquiabiertos a todo el personal. Con eso creo que mi hijo rompió varias barreras y se dio cuenta de que los aplausos de la gente alegran el corazón.

A fue también elegido para participar en una obra de teatro para un festival a nivel nacional. Le dieron el papel principal! Y mi hijito lo hizo tan bien, tan bien, que pareciá que no actuaba. No lo digo solo porque es mi hijo, sino porque se notaba que disfrutó como un enano haciendo su papel de niño travieso (justo el contrario de su forma de ser). Creo que mi hijo ha encontrado su vocación en la vida. Un nuevo Antonio Banderas, quizá? Y si luego resulta que cambia de opinión, al menos ha aprendido algo muy importante durante los meses que estuvo preparandose paraa el papel - sus compañeros le quieren mucho, no por ser el mejor de la clase ni por ser uno de los pocos españoles, sino por ser la persona que es. Y mi hijito serio ha aprendido a reirse, soltar la melena y pasarselo bien. Qué lindo es saberse querido y apreciado y cuanta felicidad da saberse uno más del grupo. Con todo esto mi hijito está cambiando mucho, está mucho más contento con la vida y ha dado un gran paso adelante en su desarrollo como persona preadolescente. Estoy pero que tan, tan, tan feliz...

2 saludos:

MamiBrujita dijo...

Cualquier logro de nuestros hijos nos hace sentir sumamente felices. No dudo que tu hijo ha aprendido bastante en esta experiencia y a lo mejor si es el próximo Banderas...

Blanca dijo...

Gracias Mami!

Pues sí, cualquier logro nos hace sentirnos tremendamente felices y orgullosos, porque es una delicia ver cómo van creciendo nuestros hijitos. Es todo un privilegio tener la posibilidad de verles crecer, día a día.

Un besito,
Blanca